¿ JESÚS SERÍA INDEPENDENTISTA ?

¿ JESÚS SERÍA INDEPENDENTISTA ?

Reconozco que la pregunta puede resultar estrambótica, si no absurda, pero en vista de la proliferación de sacerdotes y monjas catalanes que se muestran abiertamente independentistas, y teniendo al obispo de Solsona, Xavier Novell, como baluarte de todos ellos, esto junto a la adopción de las tesis soberanistas por todo el Opus Dei catalán, no está demás aventurarnos en estos temas de Dios.

Bien, el blog siempre ha pretendido argumentar en base a datos y hechos ampliamente consensuados por la comunidad científica, y para responder la cuestión que nos concierne hemos de acudir a la teológica, la ciencia de Dios, como la define la RAE, en este caso la católica y sus evangelios.

Encontramos escrituras en el Nuevo Testamento que permiten hacernos una idea de cual hubiese sido la postura de Jesucristo sobre el secesionismo catalán.

El pueblo de Israel, que consideraba (y considera) su tierra una pertenencia sagrada otorgada por Dios, se encontraba desde hacía 150 años antes del nacimiento de Jesús bajo dominio del imperio romano. Herodes Antipas, gobernador de Galilea, había asesinado al primo de Jesús, San Juan Bautista, por el mero capricho de su sobrina Salomé. El padre de Herodes, Herodes el Grande, mando asesinar a todos los niños menores de 2 años cuando se le anunció el nacimiento de Jesús. El recién nacido Jesús tuvo que huir con sus padres a Egipto para evitar el mismo destino, y no volverían a Israel hasta la muerte del rey. Podemos considerar por tanto que Israel en la época de Jesús era un pueblo verdaderamente oprimido, a merced de las vejaciones a las que les sometían sus gobernadores romanos. Por supuesto los judíos odiaban a los publicanos, los recolectores de impuestos de Roma.

Pues bien, en esta tesitura, San Mateo (Mt. 22, 21), nos narra el siguiente hecho:

15. Entonces los fariseos se retiraron a tratar entre sí cómo podrían sorprenderle en lo que hablase. 16. Y le enviaron sus discípulos con algunos herodianos que le dijeron: Maestro, sabemos que eres veraz, y que enseñas el camino de Dios conforme a la pura verdad, sin respeto a nadie, porque no miras a la calidad de las personas. 17. Esto supuesto, dinos qué te parece: ¿Es o no es lícito pagar tributo al César? 18. A lo cual Jesús, conociendo su malicia, respondió: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19. Enseñadme la moneda con que se paga el tributo. Y ellos le mostraron un denario. 20. Y Jesús les dijo: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? 21. Respóndenle: Del César. Entonces les replicó: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. 22. Con esta respuesta quedaron admirados, y dejándole, se fueron.

Como se ve, la embajada enviada por los fariseos quedó desconcertada por la respuesta. San Lucas comenta que “callaron”“y no pudieron reprender su respuesta delante del pueblo”, ni delante de Poncio Pilatos, gobernador de Judea, como pretendían (Lc. 20, 20-26).

Así pues, podemos asegurar, que aún bajo el dominio de una Roma opresora, Jesús respetaba sus leyes y tributos, dejando a Dios lo que a Dios pertenecía.

Los sacerdotes y obispos secesionistas catalanes que animan ahora a sus fieles a no respetar las leyes españolas porque arbitrariamente las consideran injustas y se sienten oprimidos por el Estado, bien podrían tomar nota de esto. Jesús respetó las leyes romanas aún sabiendo que su pueblo se encontraba verdaderamente sometido por el imperio. Su propia familia había sufrido sus vejaciones. El comportamiento de Roma con el pueblo judío dista mucho de los supuestos agravios que el independentismo encuentra en su relación con España, y aún así Jesucristo quiso respetar sus leyes. Para Él, lo importante en un cristiano era amar a Dios y amarse entre los hombres.

Resulta paradójico que parte de la iglesia catalana haya abrazado con tal entusiasmo las tesis secesionistas, cuando están tan lejos de esas enseñanzas de Jesús. Más de 400 sacerdotes, diáconos y religiosos catalanes firmaron en septiembre de 2017 un manifiesto que llamaba a los católicos catalanes a votar el 1-O: “Ante la imposibilidad de pactar las condiciones para llevarlo a término de forma acordada, consideramos legítima y necesaria la realización de este referéndum”.

Sin ir más lejos, el Obispo de Solsona, Xavier Novell, en su homilía del domingo 5 de noviembre 2017, explicaba que " los cristianos nos guiamos por lo que es justo y el encarcelamiento de los líderes catalanes no lo es". Matizaba que "en todo momento han tratado de encontrar caminos para poder llevar a cabo su programa electoral por las vías del diálogo" y que "uno puede estar de acuerdo o no con la independencia, pero no es justo que por la vía de la fuerza este pueblo no pueda decidir su futuro". "Somos una nación y tenemos derecho a decidir por nosotros".



Dudo mucho Jesucristo avalase estas palabras. El obispo ya ratifica algo dudoso, y que la historia niega, el hecho de que Cataluña sea una nación, y en base a esto encuentra su derecho para decidir su futuro sin contar con el resto de los que históricamente si han sido sus compatriotas. Explica que en todo momento los políticos independentistas han tratado mediante el diálogo poder decidir su futuro, pero la realidad es que siquiera aceptaron la invitación de la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría, como portavoz del consejo de ministros, para acudir al congreso a proponer y defender su referéndum de autoderminación.(http://www.eldiario.es/catalunya/politica/Gobierno-Puigdemont-plantear-referendum-Congreso_0_645335783.html) Aún más, lo único que se ha intentado es pactar de tu a tu, entre presidentes, la convocatoria de ese referéndum, algo que no es legal, porque se requiere del consentimiento, no ya de tres quintos de cada una de las cámaras, congreso y senado, sino de la consulta y aprobación por parte de todos los españoles.

La iglesia española, mediante el presidente de la Conferencia Episcopal (CEE) y cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, realizó una acertada declaración aprobada por unanimidad, en la que se pedía a los Gobiernos español y catalán que tengan un “diálogo generoso y honesto” en “el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución”.

Pienso que mejor haría la iglesia catalana en ocuparse de que tanto sus representantes como sus fieles hagan el bien, y animen a ese “diálogo generoso y honesto” entre las partes, mas que a posicionarse en uno de los dos bandos confrontados, que a lo sumo solo representa a la mitad de su pueblo. Como Jesús advirtió: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia; que todo lo demás se os dará por añadidura” (Lc. 12, 31-32).




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